martes, 10 de noviembre de 2009

Filipo II de Macedonia


Filipo II (en griego Φίλιππος, y en macedonio Филип II-ри, que significa «amante de los caballos») (382 a. C. – 336 a. C.), rey de Macedonia desde 355 a. C. hasta su muerte. Fue el padre de Alejandro Magno, y sus hazañas allanaron el camino de la gloria recorrido por su hijo.


Nacido en Pella, Filipo era el hijo más joven de Amintas III (394 a. C.-370 a. C.) y Eurídice II. Filipo permaneció como rehén en Tebas, que por entonces era la polis hegemónica en Grecia, durante tres años (368 a. C.-365 a. C.). En esa época, Filipo recibió educación militar y diplomática de Epaminondas y vivió con Pamenes de Tebas, un entusiasta defensor del Batallón Sagrado de Tebas.

En 364 a. C. Filipo volvió a Macedonia, participando en asuntos de gobierno. La muerte de sus hermanos mayores, los reyes Alejandro II y Pérdicas III, le permitieron convertirse en regente de su sobrino Amintas IV, hijo de Pérdicas III. El joven Filipo, de 22 años, se convirtió en el gobernante de facto.


Tras sus tres años de estancia en Tebas, Filipo había estudiado de cerca los ejércitos griegos y su política. Se dio cuenta de que la nueva táctica de la ruptura que se enseñaba a los soldados, basada íntegramente en la falange, podía mejorarse mucho. En el campo político se dio cuenta de que Tebas ya no era la ciudad fuerte ante Atenas, que se debilitaba y dejaría de dominar. La idea de este rey era llegar a la unidad política de todos los pueblos griegos bajo su mando.


Su primer cometido fue organizar un buen ejército, competente, disciplinado y numeroso, capaz de enfrentarse con los más grandes pueblos de aquel mundo conocido, capaz de dominarlo, como lo hizo, a lo largo de dos siglos. Filipo preparó el ejército no con mercenarios, sino con sus súbditos, para el posterior triunfo de Alejandro Magno, de la misma manera que Cayo Mario preparó en Roma el ejército que haría triunfar a César. El biógrafo griego Plutarco (c. 46-125) escribiría siglos más tarde esta coincidencia en su gran obra Vidas paralelas.

El rey proporcionaba las armas:


  • Casco

  • Coraza de cuero

  • Escudo pequeño y redondeado

  • Espada corta

  • Lanza de 6 metros y medio, la famosa sarissa, la más larga y pesada de las lanzas de la Antigüedad.

Filipo reorganizó el ejército de Macedonia, que hasta entonces se basaba en la caballería, integrada a su vez por la nobleza. Aumentó el número de infantes, se preocupó por su equipamiento y les dotó de un arma nueva, la sarissa. Creó la falange, cuerpo concentrado de infantería formado por 16 filas de soldados, las 5 primeras filas bajaban la sarissa para entrar en combate. Los flancos estaban protegidos por la caballería.


Se componía de:



  • Caballería pesada (formada por la nobleza). Los reyes macedonios poseían una tropa de jinetes nobles que formaban su escolta, llamados hetairoi (compañeros del rey). Filipo organizó a su modo esa caballería y les dio a todos las mismas armas: coraza metálica, jabalina y espada. Eran en total 800 hombres, y su especialidad era la carga frontal.

  • Caballería ligera. Era la encargada de iniciar el combate y apoyar a la falange atacando los flancos enemigos.

  • Infantería (formada por la masa del pueblo y los hipaspistas -infantería ligera-).

  • Falange (donde estaban los hombres más robustos). Estaba formada por guerreros armados con lanzas, que entraban en combate de forma frontal y sin separar las líneas. Con Filipo adquirieron tanta importancia que les denominó pezhetairoi (compañeros a pie del rey)

Al principio este ejército lo componían 10.000 soldados. Poco a poco fue engrosando en número y alcanzó los 30.000 efectivos. Llegó a ser muy superior a todos los demás ejércitos de los distintos pueblos griegos, siendo no sólo superior en número de contingentes, sino en un aspecto fundamenal como era la organización y la disciplina. Filipo sabía que los griegos se habían ido relajando en sus costumbres y por tanto trató de corregir los fallos y errores. Los soldados griegos temían las grandes marchas, nunca se ponían en campaña si no era primavera, llevaban muchos carros y sirvientes consigo, lo que hacía que se llenaran los campos y retrasaran las marchas. Desde un principio, Filipo obligó a sus soldados a caminar 50 km diarios llevando sus armas e impedimentas, prohibió llevar vehículos y sólo consintió un sirviente por cada 10 hombres y uno también para cada jinete. Además hizo campañas en invierno. Era muy rígido y contaba con la disciplina por encima de todo.


Para la lucha en el campo de batalla se colocaban en falange, que era la masa regular. La falange no era un invento de Filipo, ya existía entre los griegos, pero él supo perfeccionarla. La falange macedonia constaba de 16 filas de hombres armados con la sarissa. Los de las 6 primeras filas sostenían con las dos manos la lanza tendida en dirección al enemigo. Por delante de ellos iban asomando las lanzas de las filas de los que estaban detrás, de manera que la formación quedaba así:



  1. En la primera fila la lanza o sarissa avanzaba 6 metros (6 y medio, a veces).

  2. La segunda fila sobrepasaba su lanza en 5 metros a la primera.

  3. La tercera sobrepasaba en 4 metros.

  4. La cuarta sobrepasaba en 3 metros.

  5. La quinta en 2 metros.

  6. La sexta en 1 metro.

  7. Las últimas filas sostenían su lanza hacia arriba, se mantenían a la expectativa y cubrían bajas. En caso necesario, las ocho últimas filas hacían frente al lado opuesto, volviendo la espalda a sus compañeros. Entonces se formaba una agrupación impenetrable. La falange era una masa pesada, de movimientos lentos, que sólo podía maniobrar en llano. Para movimientos rápidos, escalar alturas y atrincheramientos, Filipo contaba con infantes que llevaban un escudo pequeño y armas ligeras.

Otra cuestión de la que se ocupó el rey fue de la maquinaria de guerra que llegó a ser la más completa que los historiadores hayan conocido hasta ahora. Se empleaba para sitiar ciudades y constaba de catapultas (que lanzaban grandes piedras y tizones encendidos) y torres móviles para alcanzar las murallas. Con este ejército tan preparado y tan bien equipado Alejandro Magno pudo realizar los sueños de su padre Filipo: conquistar Persia.


No hay comentarios:

Publicar un comentario